FUNDACIÓN DE LA TIENDA (1932)
La Sombrerería Leclercq fue fundada el año 1932 en el mismo lugar en que se encuentra hoy en día, en la calle Narrica nº 18, esquina con la calle Iñigo de la Parte Vieja donostiarra. Actualmente, es una de las pocas tiendas que siguen dedicándose en exclusiva a este negocio en el País Vasco y sin duda una de las pocas que quedan con esa solera en nuestro país.
Sus fundadores fueron José Mª Leclercq Sarasola y su mujer Victorina Carrasco Alonso, la segunda generación de sombrereros de la familia


A José Mª la profesión le venía de familia. Su padre, José Luís Leclercq y Uranga (1864-1930), un donostiarra con antepasados belgas llegados a la ciudad a comienzos del siglo XIX, había sido aprendiz, encargado y finalmente propietario de la prestigiosa sombrerería donostiarra Casa Ponsol. Su relación con Agapito Ponsol fue de total confianza mutua, acompañada por una inmensa amistad que los unió hasta la muerte de este, lo que ocasionó que le nombrara su heredero universal. Le ayudaban en el negocio sus dos hijos, José Mª (el hermano mayor) e Ignacio, a los que había enviado a Francia e Inglaterra para mejorar su formación. Tras su muerte en 1930, este establecimiento quedó como Sociedad Limitada siendo propiedad de los numerosos hermanos Leclercq Sarasola, de los que José Mª era el primogénito.
José Mari se casa con Victorina en 1932, modista de profesión, y deciden separarse de los hermanos, emprender un camino solos y fundar su propio negocio. No podían imaginarse los duros años que les esperaban. La convulsa República, una guerra civil, y una dictadura. Con dedicación lograron sacar la tienda adelante y la convirtieron en un referente en nuestra ciudad, en un comercio con gran importancia en la vida donostiarra, pese a que los tiempos en que todo el mundo llevaba sombrero estaban terminando. Como contaba el bilbaíno sombrerero Emilio Pirla (Sombrerería Gorostiaga):
“Eran momentos en que había una fuerte discriminación por la forma de vestir: El que llevaba un sombrero era un puñetero capitalista y el que llevaba una gorra era un puñetero obrero, entonces el que no llevaba nada no se sabía lo que era.
Dejó de ponerse cosas en la cabeza todo el mundo y así nadie era nada”
“Eran momentos en que había una fuerte discriminación por la forma de vestir: El que llevaba un sombrero era un puñetero capitalista y el que llevaba una gorra era un puñetero obrero, entonces el que no llevaba nada no se sabía lo que era.
Dejó de ponerse cosas en la cabeza todo el mundo y así nadie era nada”
José María (1891 – 1960) inauguró la Sombrerería Leclercq en la calle Narrica 18, confiando su decoración a uno de los mejores arquitectos-diseñadores donostiarras de la época, D. Eduardo Lagarde, y debemos agradecerles haber sabido conservar, con escasísimas modificaciones, el estilo racionalista original tal y como fue creada


La sombrerería llegó a tener una docena de operarias. Unas especializadas en sombreros de mujer, otras especializadas en las gorras masculinas y otras, incluso, dedicadas en exclusiva a la confección de capotitas infantiles. Todo realizado con la máxima calidad que confiere el amor por el negocio.

UN DISEÑO ROMPEDOR
El diseño de la tienda fue encargado a uno de los arquitectos donostiarras más vanguardistas del momento. Eduardo Lagarde, un personaje singular, escritor, columnista, dibujante, artista y por supuesto arquitecto, entre otras muchas aficiones, se relacionaba con las esferas más vanguardistas del momento no sólo de la ciudad, sino también del resto de España.
El resultado fue el nacimiento de un establecimiento completamente diferente a todos los existentes en la ciudad, caracterizados por el eclecticismo imperante en ese momento. Lagarde diseñó una tienda racionalista, que englobada dentro del movimiento cubista, lograba sorprender a quien entraba dejando únicamente a la vista los sombreros expuestos en los escaparates. Todo lo que el cliente podía ver dentro eran armarios opacos de madera, que inundaban el entorno con un ambiente especial.


TERCERA GENERACIÓN DE SOMBREREROS

Tras José Mª, la tienda la dirige su viuda Victorina, y tras ella las riendas las recoge en 1973 su hijo José Luís Leclercq Carrasco (1922 – 2005), casado con Dolores Sáiz Santillán. Esta tercera generación al cargo de la sombrerería, logró aunar el negocio y la ciudad gracias a la confección de los morriones de la tamborrada, una de las fiestas más queridas por todos los donostiarras. José Luis, amante e investigador de la historia de su ciudad, tras estudiar los uniformes, los diseñaba y fabricaba con todo lujo de detalles. A los morriones se unieron también las gorras de la Guardia Municipal donostiarra.
CUARTA GENERACIÓN DE SOMBREREROS

Tras su fallecimiento, Loli Leclercq Sáiz (1965 – 2018), conservó el negocio y el oficio artesanal junto a su madre, siendo la cuarta generación de esta reconocida familia de sombrereros donostiarras. Tras dejarnos las dos con escasos meses de diferencia, su único hermano se niega a cerrar un negocio que forma parte de la identidad de su familia, y de la de muchos donostiarras.

José Mari Leclercq Sáiz y su mujer Pepa Martínez, vallisoletana de nacimiento, ambos arqueólogos, emprenden una nueva aventura profesional en el mundo de los sombreros, mundo en el que el primero había crecido viendo cómo trabajaban sus padres. Ambos continúan con la cuarta generación dando un nuevo impulso a la sombrerería. Para ello abren un nuevo establecimiento en la calle Fermín Calbetón 30, cerca del establecimiento original, y manteniendo las dos tiendas, logran convertirse en una referencia del gremio a nivel nacional ofreciendo a sus clientes las mejores marcas nacionales e internacionales con ese trato exquisito, propio de los que viven y disfrutan con lo que hacen.



NUESTRA HISTORIA
El sombrero masculino fue desapareciendo poco a poco con el avance del siglo xx, y las capotitas de los niños se mantuvieron hasta comienzos de los años 60. Con el concilio Vaticano II también se fueron dejando de usar los sombreros de ala ancha, los bonetes y las cofias religiosas. No obstante las boinas y las gorras militares pervivieron, y en nuestro establecimiento se han realizado durante décadas, por ejemplo, las gorras de la policía municipal donostiarra. Pero por lo que más conocen los donostiarras a la sombrerería Leclercq, es porque la mayor parte de los gorros de tamborrada de las innumerables sociedades y colegios han salido de nuestro taller. Esto sin duda era debido a dos razones: por un lado, la calidad del trabajo, y por otro la afición de José Luís a estudiar la historia donostiarra y en particular la historia militar del siglo XIX, por lo que sus consejos han ayudado mucho a la vistosidad de los uniformes y gorros que vemos en la gran fiesta de San Sebastián.
NUESTRO FUTURO

Leclercq es el último exponente donostiarra dedicado en exclusiva a la sombrerería, de lo que en tiempos fue una profesión pujante. Se contaban no menos de doce sombrererías en la Donostia de los años 30, en las que trabajaban expertos profesionales de todo el mundo, principalmente franceses, rusos y británicos. Actualmente, con los nuevos tiempos y tendencias comerciales, Leclercq ha sabido evolucionar atendiendo las demandas y necesidades de la clientela más exigente, tanto local como internacional. Con la pujanza del turismo en nuestra ciudad, tenemos nuevos tipos de clientes, que aunque “diferentes”, reciben el exquisito trato que siempre nos ha caracterizado.
Mantenemos la tradición heredada.
Mantenemos nuestro estilo propio.
Y los resultados nos demuestran que no estábamos equivocados.


